AGRORED NORTE

Piura es una región cuya costa semiárida por las escasas precipitaciones anuales (75 a 110 mm), ello representa la ventaja comparativa de sus cultivos para el mercado nacional e internacional porque la ausencia de lluvias reduce la incidencia de plagas y enfermedades; y la alta radiación por escasa nubosidad, incrementa la calidad de sus productos. Sin embargo; sin AGUA no hay vida, y esta región es bendecida por el agua proveniente de los páramos y bosques de neblina de su zona andina.

 

Los páramos de Piura distribuidos entre los 3,000 a 3,700 msnm, representan 66,300 hectáreas1, de las cuales 46,184 hectáreas no están perturbadas2. Constituyen las nacientes de cuenca de los ríos Quiroz, Piura, Huancabamba y Chinchipe que suministran agua a tres departamentos del norte peruano (Piura, Lambayeque y Cajamarca). En Piura, el Quiroz suministra agua al reservorio de San Lorenzo que irriga 40,000 ha; el río Piura irriga 26,000 ha de las provincias de Morropón y Huancabamba; el río Huancabamba abastece al reservorio de Olmos que irriga 38,000 ha en Lambayeque; y el Chinchipe que irriga 15,000 ha de agricultura orgánica de exportación de la provincia San Ignacio de Cajamarca3,4,5,6.

 

Las Comunidades Campesinas de Ayabaca y Huancabamba en alianza con las instituciones de ciencia e innovación; AgroRed Norte e Instituto de Montaña impulsan un modelo de Investigación/Innovación participativo enfocado en integrar la cultura del uso de plantas medicinales y frutales nativos de páramos y bosques de neblina con la investigación científica para valorizar el conocimiento tradicional y dichas especies, a fin de generar innovaciones de productos altamente diferenciados demandados por el biocomercio nacional y mundial, como productos naturales terapéuticos, funcionales y nutracéuticos. Especies que, además, pueden usarse en reforestaciones para el mantenimiento de la capacidad de regulación hidrológica de las cuencas cuyas nacientes son los páramos y bosques de neblina. También la crianza tecnificada de truchas exige cuidar la calidad del agua proveniente de los páramos y su obligatoria protección.

 

Estas innovaciones tecnológicas, se acompañan de esfuerzos organizativos para lograr acuerdos colectivos de protección, que se constata en Áreas de Conservación Comunal y organizaciones como ACOBOSPA de Pacaipampa, poseedora del Reconocimiento de Tercer Puesto del “Premio Nacional de la Cultura del Agua 2017” otorgado por la Autoridad Nacional del Agua.

 

Pero, así como el AGUA de las lluvias beneficia por el manejo que le dan las sociedades andinas, la negligente gestión de las autoridades administrativas regionales y nacionales ha propiciado que las lluvias se conviertan en una amenaza de destrucción por inundaciones. Las lluvias no son la causa de los desastres, sino el progresivo incremento de una vulnerabilidad social-económica construida, por una institucionalidad que promueve el recurrente daño de infraestructura, pérdida de vidas, bienes y salud, como una condición de permanente incertidumbre que imposibilita la planificación del desarrollo basado en la gestión integral de sus cuencas, adaptado al cambio climático.

 

El principal aprendizaje después de EL NIÑO 1997-98, fue la implementación del Programa: “Disminuir la vulnerabilidad frente al incremento de caudales originados por precipitaciones extremas en la cuenca media y baja del río Piura” Prog-1-2013-SNIP, elaborado por el GORE-Piura y la cooperación internacional (GTZ)7 que se gestó desde 2002. En 2017 Piura se inundó como nunca antes, por lluvias aún inferiores a las de EL NIÑO 1997-98, con enormes pérdidas económicas en infraestructura, producción, bienes, propiedades y la intensificación extrema de dengue, como consecuencia de la negligencia de Estado por el ilícito administrativo de no implementar un Programa que contaba con código SNIP.

 

En abril de 2017, se crea la Autoridad de la Reconstrucción con Cambios (ARCC) responsable de implementar los planes de reconstrucción, asumiendo la propuesta de 2013 actualizada por el CRRH-ChP del GORE-Piura con el enfoque de gestión de riesgos de desastre8 y como entidad responsable de monitorear su ejecución, la Contraloría General de la República (CGR)9 integrándose a estas, cuatro ministerios, el GORE y los gobiernos locales como ejecutores y un conjunto de entidades de apoyo al cumplimiento de la reconstrucción (Diagrama). Un complejo institucional que no mostró sinergias entre sus agentes ya que la ARCC, no cumplió con su propósito y la CGR no vigiló que se cumpliera. Si en el NIÑO 1997-98 el río Piura alcanzó un caudal de 4424 m3/sg10 y no se inundó la ciudad; en el verano de 2017 con un caudal de 3470 m3/sg11 se produjo una inundación desastrosa por desborde y en el verano de 2023 con un caudal de 1900 m3/sg se activó la alarma de inundación. Estos hechos revelan la existencia de una institucionalidad que, en un cuarto de siglo, ni siquiera ha mantenido la misma vulnerabilidad de los territorios de la cuenca del río Piura respecto a 1998; sino que, a la fecha, la ha incrementado en 221%, ejemplo elocuente de un Estado que ha convertido la bendición del agua en una amenaza.

AGUA EN PIURA: BENDICIÓN Y AMENAZA